por Robin D. Laws
“Nadie quiere ver eso, oler eso…”
Cuando una noticia comienza con la frase “En lo que parece una escena de una película de terror”, los sistemas de monitorización de la Ordo Veritatis se ponen en alerta.
Cuando un sótano se inunda de sangre y huesos, como sucedió en Bagley, Iowa, a mediados de octubre de 2016, envían un equipo de investigadores, alertas sobre una posible actividad esoterrorista.
Puede ser simplemente que el matadero vecino comparta un desagüe con el sótano del desafortunado propietario. Esa será sin duda la historia que los agentes difundan cuando más tarde lleven a cabo su Velo. O podría ser un blutkeller, una manifestación de la Oscuridad Exterior que se forma alrededor de los mataderos y las instalaciones de envasado de carne. Un hechizo propagado por los agentes esoterroristas lo conjura en esta realidad, requiere arrojar un cadáver humano entre los productos de desecho animal en la instalación. Una entidad entra en la mezcla de sangre y carne, ya sea permaneciendo en la factoría o filtrándose por el desagüe o compuerta más cercana. Luego, periódicamente emerge para atacar de manera oportunista a las víctimas solitarias, arrastrándolas hacia el interior de su amorfo cuerpo y devorándolas. Cuando desaparece en un desagüe parcialmente obstruido después de un ataque, la criatura deja una parte de sí misma atrás.
El blutkeller puede subir a través de cualquier tubería conectada, o a través de una multiubicación demoníaca, y pasar a otra habitación subterránea cercana. Solo puede pasar a edificios visitados por personas que hayan estado en contacto piel con piel con su residuo líquido. Durante la sesión informativa de la misión, el señor Verdad del equipo recomienda encarecidamente el uso de trajes de protección al examinar cualquier posible efluvio de blutkeller.
La entidad demoníaca carece de sustancia sólida y no se la puede combatir por medios normales. Un equipo ingenioso podría lograr contener o frenar la vorágine, congelándola con nitrógeno líquido. Para desterrarla permanentemente del mundo, deben traer a la persona que la invocó en su presencia. Obligado a atacar y devorar a su benefactor, grita con rabia frustrada antes de que un vórtice rojo lo succione de regreso a la Oscuridad Exterior.
Hasta que eso suceda, el invocador obtiene una infusión de energía psíquica cada vez que el blutkeller mata. Esto atrae suerte, atención positiva y vitalidad física. Los agentes pueden concentrar su búsqueda en individuos locales que obtienen riqueza, popularidad o fama repentinas. Para probar sus sospechas, buscan evidencia de que el objetivo investigó el ritual y se tatuó el correspondiente sello en alguna parte del cuerpo.
No es posible lanzar el hechizo sin esperar una serie de muertes horribles. Si bien los agentes pueden lamentar la necesidad de alimentar al invocador con la entidad, el objetivo hizo su trato con la Oscuridad Exterior a sabiendas y
[se quita las gafas de sol]
…a sangre fría.
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