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Naciones Robotta
El marco escénico de Robotta no se resume a las naciones que se comentan en el presente capítulo, sino que está repleto de pequeñas ciudades y pueblos que no aparecen en los mapas. Estas localidades de pocos cientos de robotta se dedican a vivir lo más discretamente posible alejadas del resto de naciones o a producir algún material que vender en los mercados de las grandes capitales.
Las naciones que se detallan a continuación son las más influyentes, aquellas que modifican la actualidad política de la sociedad robotta, establecen nuevas fronteras o erigen baluartes de civilización.
La Gran Nación Élder
Con una población de unos 42 millones de robottas repartidos por sus 7 capitales y las pequeñas ciudades industriales, su territorio desde la India hasta Japón, pasando por toda China, Nueva Zelanda, Vietnam…, tienen una entrada libre, siempre que tengas una marca de aceptación que te reconozca como extranjero o ciudadano honrado y limpio de acusaciones. Si no es así, con restricciones. Tiene abundantes leyes cívicas ordenadas en el llamado Código Zero y se gobierna por un Senado de ancianos élder.
Los élder no son un pueblo cruel. Buscan la paz y la convivencia entre todos los robotta y permiten dentro de sus fronteras cualquier credo, opinión o filosofía mientras no ponga en duda las creencias y el gobierno élder o el Código Zero.
Los élder son robotta que tienen como base de su ideología la repoblación del universo. Se autoconsideran los diseñadores de la vida en el cosmos: su doctrina religiosa defiende que los élder originariamente concibieron desde los microorganismos hasta las plantas. Y a su vez, ellos mismos han sido creados por una conciencia libre sin cuerpo a la que denominan Ooram. Según su religión, esta entidad vaga por el universo conformando planetas allí donde lo ve posible. Luego, en esos mundos crea a los élder para que diseñen la vida en su nombre. Según sus libros sagrados, esto pasó hace millones de años en la Tierra y sucede constantemente en el resto del cosmos.
La Nación Rush
La Nación Rush tiene unos dos millones y medio de robottas, en unas tres capitales, situadas en la costa oeste de Centroámerica, golfo de México y Norteamérica, tiene la entrada libre y un Código de leyes similar al Zero pero simplificado. Su gobierno es tecnócrata militar democrático. Los aptos para votar eligen a los más adecuados para su gobierno.
Los rush son una nación robotta enfocada a la expansión militar y al desarrollo de nueva tecnología, ya que creen que la solución a los enigmas del pasado se encuentra en las estrellas. Son una nación muy militarizada y burocrática. Convertirse en uno de ellos implica aceptar sus códigos militares sin desobedecerlos jamás.
Aquellos considerados rush tienen cuerpos biomecánicos en los que las células animales se han integrado con los sistemas robotta. Todo aquel que desee convertirse en rush debe dejar atrás su cuerpo y tener un segundo despertar.
Todos tienen una forma humanizada, con cabeza, dos brazos, dos piernas y estándares muy similares en cuanto a tamaño y fisonomía. Debido a su diseño genético, también es frecuente que presenten aspectos y capacidades animales para funciones especializadas.
Los rush no tienen convicciones religiosas, de hecho las desprecian.
Los Warkan, hijos del caos
Son un población muy numerosa pero indeterminada, se ocultan en alguna parte a lo largo de los desiertos de toda África. Se llega a ellos siendo capturado y se desconoce sus leyes.
Viven al margen de cualquier otra nación, ocultos en los inmensos desiertos centroafricanos, donde se presupone que tienen sus asentamientos. Son agresivos y asaltan con un objetivo claro a cualquier tripulación: matar a sus miembros para robarles sus piezas, naves y mercancías. Los warkan son como fieras salvajes y su arcaica tecnología parece propia de la era de los combustibles fósiles.
Puertos Libres
Gobernadas por distintos líderes o caudillos, los puertos son ciudades donde todo está en venta. Si bien suelen tener normas internas a modo de «leyes mínimas de supervivencia», casi todas están supeditadas a un único precepto: la palabra del caudillo. Las leyes de estos lugares son cambiantes y relacionan temas tan dispares como la libertad, la ausencia de preguntas, una relativa oferta de diversión y la posibilidad de vender todo aquello que se desee.
- Pumeris: 60k robottas, ubicada en el Amazonas venezolano, sobre dicha superficie se elevan decenas de edificios que debieron pertenecer a una hermosísima ciudad. En la actualidad, esas construcciones se corresponden con cientos de hangares, refinerías, viviendas y mercados que pertenecen a un único robotta, el gran Dajda Ajkala.
- Sávara: Hoy día la hermosa Sávara es una de las ciudades libres más seguras del planeta. Flota a una altura de dos kilómetros sobre el océano Atlántico mientras realiza un recorrido programado de norte a sur en forma de elipse, que la acerca y aleja de las costas en función de los deseos de su Consejo de robotta. Con unos 25k habitantes y con requerimiento de entrada.
- Morkai: Una ciudad creada por la fusión de cientos de naves que los corsarios robotta han ido capturando a todo tipo de tripulaciones durante siglos. Recuperar estas una vez han sido unidas es prácticamente imposible. Pero su diseño no es casual o caótico: cada nave está ensamblada siguiendo algún tipo de armonía que crea una ilusión de ciudad muy hermosa sobre la altiplanicie blanca. Gobernada por Morkai Uetor con las leyes corsarias tiene unos 5k habitantes.
- Gágara o puerto 6: Situada en la montaña Ben Nevis, la mayor elevación del Reino Unido con 1344 m de altura, Gágara es un pequeño puerto libre completamente excavado en la roca. 15k robottas habitan allí en la vieja Escocia regentados por 6 ancianos.
- Mastara: La antigua ciudad de Mastara protegía un arca de dimensiones extraordinarias. Una de las más grandes del mundo y una joya viva para los élder. Pero hace escasos dos años fue tomada por una agrupación de mercenarios, saqueadores y piratas. Ubicada en Singapur con unos diez mil quinientos robottas gobernados por tres tiranos y sus leyes caóticas.
- Ciudades olvidadas: Hoak Isse fue completamente arrasada por las explosiones nucleares de bombas de racimo y la radiación, cien años después del fin de la guerra. Según se cuenta, fue destruida como consecuencia de una batalla interna por el dominio de un reactor de naturaleza desconocida, muy posiblemente procedente de algún arca. Enclavada en el corazón de una sólida montaña proveía a numerosas naciones de gran cantidad de minerales exóticos, necesarios para las reacciones nucleares de las factorías más básicas.