por Álvaro Loman
Puedes ver la parte II y la parte III
El esoterrorismo es el terrorismo cometido por motivos esotéricos. Es tan sencillo como eso. El caso, probablemente, más famoso de un atentado con fines mágicos u ocultistas tuvo lugar el 9 de agosto de 1969, cuando Charles Manson envió a su «Familia» a casa de la actriz Sharon Tate y el director Roman Polanski para asesinar a todo el que allí se encontrara. Según explicó después, este acto de violencia arbitraria se realizaría para iniciar o cimentar el Helter Skelter, una suerte de guerra/apocalipsis racial profetizado por los Beatles que él tenía intención de dominar para controlar a los negros y adueñarse del mundo.
Pero no entremos en la Familia y sus racistas conclusiones, sino que volvamos al esoterrorismo.
¿Qué es el esoterrorismo? Para saber eso se debe saber, primero, qué es el terrorismo. Lo que nos lleva a la pregunta ¿qué es el terrorismo? Y, por desgracia, no podemos responder esa pregunta sin hablar de otra anterior y más compleja, filosófica si cabe. ¿Qué es el terror?
En esta serie de artículos vamos a intentar (ya adelantamos que con poco éxito), cada lunes, dar respuesta a estas preguntas poco a poco. Empecemos por el principio:
¿Qué es el terror?
El terror no es el miedo y el miedo no es fobia. Son cosas muy diferentes entre sí. Por lo pronto podemos descartar la fobia, pues es un término médico y, a grandes rasgos, un subconjunto del miedo. Nos quedamos, entonces, con el terror y el miedo.
En principio parecen sinónimos o, como poco, una escala, siendo el terror una versión más agudizada del miedo. Sí y no. De hecho, se podría decir que el terror aparece cuando el miedo se dispara tanto en el organismo que toma control del mismo, impidiéndole reaccionar de manera lógica y dejando solo el instinto.
Por lo tanto, el terror es un miedo que nos impide reaccionar. Podríamos sentir un miedo atroz, mucho mayor que el del terror, pero manejable y con el que pudiéramos actuar. Eso no es terror, es miedo (atroz, máximo, superlativo o como lo quieras llamar, pero miedo). Por lo tanto, lo que define el terror es que el sujeto que lo percibe está subyugado a él.
Esto tiene sentido si lo aplicamos al terrorismo. Un terrorista no busca que el Estado se movilice y actúe, sino que agache la cabeza y se someta: causar terror en la sociedad es un medio para un fin. De hecho, la respuesta del Estado ante un atentado suele ser el de movilizar a su gente, la de convertir un terror en un miedo.
Fijaos en la película El caballero oscuro. Lo verdaderamente aterrador de los ataques del Joker es su arbitrariedad. Cualquiera puede ser víctima de él. No existe ningún plan. Él mismo lo dice, alegando ser un perro persiguiendo a los coches. Si un día alcanzara uno, no sabría qué hacer. Sus atentados no son un medio para un fin, sino un fin en sí mismo: crear el caos.
Generar terror para crear el caos.
De hecho, en la parte final de la película, con los dos barcos llenos de gente con una orden clara, que deciden no hacer nada, están haciendo gala de un terror tan interiorizado que ni siquiera son conscientes de él. Tiene que aparecer Batman como el único que puede actuar y detener la barbarie, porque la sociedad es incapaz de ello.
Así, el terrorista es alguien que busca causar terror. Intentemos aplicar esta definición para llegar a algún punto práctico: ¿utilizó Charles Manson técnicas esoterroristas? Tiene motivación esotérica (check), perpetró un ataque violento que podría considerarse un atentado (check) que tenía como objetivo asustar a la población hollywoodiense (check). Sí, es claramente un esoterrorista. La sociedad no sabía qué hacer con un crimen tan horrible con una motivación tan aparentemente arbitraria.
Vayamos a un caso menos evidente. ¿Utiliza la iglesia católica métodos esoterroristas? Tiene motivación esotérica (check), tiene a toda una demografía completa asustada con el Apocalipsis (check) y utiliza este miedo en sus fieles para cumplir sus propósitos (¿check?). No, lo último no encaja porque el miedo (que es solo una de las muchas técnicas utilizadas, y no la más importante) que se infunde en los corazones de los creyentes no es terror. La iglesia quiere a los creyentes movilizados, no aterrorizados.
Podríamos hilar mucho más fino con sectas como el Palmar de Troya o la Cienciología, pero este ejemplo tan de brocha gorda es suficiente para ver que no tenemos los suficientes datos como para entender (al menos todavía) lo que es el esoterrorismo.
Nos vemos en el siguiente artículo.
Fotografía de Erich Ferdinand CC BY 2.0 https://creativecommons.org/licenses/by/2.0/
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