por Robin D. Laws
El monarca pálido reacciona con impredecible capricho cuando sus sentidos cósmicos le indican que alguien ha leído un ejemplar de El rey de amarillo. A aquellos que considera inútiles o pueriles, los visita y destruye, por atreverse a tocar la mente de un dios viviente. A otros los deja para buscar su propio camino de destrucción. Sin embargo, en unos pocos en particular identifica una fuerza y ambición que promete una deliciosa carnicería en el futuro. A aquellos a quienes les otorga poderes para mejorar su potencial de destrucción.
Entre esta última categoría se encuentra un coronel de las fuerzas enemigas. Dependiendo de cómo vaya transcurriendo tu campaña, podría llamarse Arno Klaren, Dmitri Kotov o Cecil Purcell. Si no hubiera estallado la Guerra Continental, el coronel habría seguido su vocación: matar, como el calculador asesino en serie que es. Afortunadamente para él, puede dedicarse a su sádico hobby sin abandonar su puesto de trabajo.
A medida que se acercaba la guerra, el coronel contempló un pasaje descartable en particular en el angustioso segundo acto de la obra. Mientras se encuentra en medio de una pasión letal, Camilla inexplicablemente grita: “¡Oh, los artrópodos retorcidos de Yab-shull! ¡Que reclamen a quienes niegan mis éxtasis!”
Dominando las técnicas de los sueños lúcidos, el coronel viajó mientras estaba inconsciente al valle de Yab-Shull, ubicado en Carcosa, otro planeta de las Híades, o en ambos. Allí se comunicó con el inhumano sacerdote mudo de los artrópodos. Cuando despertó, se dio cuenta de que podía manifestarlos en realidad en la Tierra, simplemente concentrando su mente en las imágenes de los sueños que había reunido.
Cuando el coronel era teniente, dirigió un escuadrón de comando y entró en contacto repetido con fuerzas leales. Sus artrópodos convocados le dieron ventaja, devorando a sus adversarios. Irónicamente, su éxito le llevó a un rápido ascenso al último escalón, privándole de la emoción por la que vivía.
Obsesionado por este deseo, ha organizado en secreto capturar a un escuadrón de soldados leales y llevarlos en un avión de transporte a su remota mansión. Este imponente edificio se encuentra en Baviera, en la costa de Escocia o en el borde de las estepas rusas. Con el apoyo de sus subordinados más confiables y criados de la familia, el coronel luego los caza.
El coronel cree que los placeres florecen mejor cuando están restringidos. Se reúne con sus víctimas designadas y anuncia las reglas que limitan sus esfuerzos. Todos los que sobrevivan una noche en sus cotos de caza serán trasladados en avión de regreso a Francia. Los demás, bueno, cuando invocas a los artrópodos, debes alimentarlos de alguna forma.
El coronel parece un hombre de unos cuarenta y tantos años muy estirado, muy en forma. Sus bestias convocadas, de diversas formas, cuentan con caparazones gruesos, largas extremidades en forma de lanzas y mandíbulas crujientes.
El coronel y sus artrópodos
Número de aparición: 1 (Coronel) número de jugadores -1 (artrópodos)
Dificultad: Muy superior (Escapar 4, Otro 6, Matar 6)
Ajustes de dificultad: -1 si esperabas los artrópodos; -2 si se gasta un Impulso en Ciencia para detectar sus debilidades.
Precio a pagar: 2
Etiquetas: Humano (Coronel), Engendro de guerra (Artrópodos)
Tipo de encuentro: Principal
Heridas, Leves y Graves: Golpe en la pierna/golpe de mandíbula
Cartas de herida
Golpe en la pierna
Herida
Al final de cualquier intervalo, gasta 1 de Salud y tira un dado. Par: descartar.
En cualquier momento después del intervalo actual, puedes gastar 1 de Salud o 2 de Primeros Auxilios para descartar.
Golpe de mandíbula
Herida
-1 a Físico.
Al final del intervalo, tira un dado. Par: descartar. Impar: cambio por “Aún duele”.
Imagen: Pixabay
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