Eres una persona atrevida. Quizás tengas lo que hay que tener.
¿De qué trata todo esto? Ya lo ves. Raven es una ciudad aristocrática del siglo XIX, con calles que se ven sumidas en una misteriosa niebla. Hay espectros morando en las sombras y muchos secretos que se esconden desde que se fundó la ciudad. E incluso antes.
La Orden de la Niebla nos protege. O eso cree. La realidad es que es todo es un gran misterio. Los conocimientos de la vieja Logia se han perdido entre sus ruinas y nadie se atreve a ir, o vigilan sus entradas por su peligrosidad ancestral. Mientras, la Sociedad de Exploración trata de descifrar los misterios de las profundidades y de expandir nuestra frontera. Y el Gremio… Bueno, de eso no me hables. Ni siquiera son gente noble y se creen que gobiernan con el poder de su dinero. Y nos señalan. Creen a nuestra estirpe culpable de los males de la ciudad. Nos condenan con sus dedos acusadores mientras nos temen. ¿Cómo se atreven? Nuestra familia Corvus ha prevalecido siempre.
¡Fundamos la ciudad de Raven! ¡Nuestra mansión y nuestras tierras están en el mismo corazón de esta ciudad de la que todos se amamantan! Creen tener el poder de apartarnos, espiarnos, y algunos hasta se atreven a repudiarnos. Oh, disculpa a esta vieja cansada. Me inflama el discurso recordar estas cosas. Aunque algo de lo que dicen es cierto.
La verdad es que nuestra sangre está maldita. Es conocido un dicho, una máxima:
“Todo lo que ocurre en Raven
está relacionado con la familia Corvus.
Siempre.
Aunque la familia no lo sepa”.
Y es que tanto la magia de la Niebla como el Otro Lado son tan atractivos y tentadores… ¿Verdad, joven Corvus? Es la tierra de las almas. Un reflejo marchito y pálido de este mundo. Allí moran los muertos, errando perdidos, o eso se creen algunas personas. Allí está mi querida e íntima amante. En mis experimentos yo intento… No importa. Es muy peligroso, porque no están solos. Los espectros siempre están al acecho, entre este y aquel mundo. La niebla es más densa allí. Traidora. Pero podemos contactar e incluso ir allí. O sacar provecho de su poder aunque, bueno, a veces nuestras artes no dan el resultado esperado.
Algo de eso ocurrió. El fundador de Raven, nuestro antecesor Corvus, se alzó tan alto como riesgo asumió. Y se corrompió, maldiciendo con la mortal niebla a la ciudad, y a nosotros con ella. Cargamos con esa herencia: un pasado lleno de secretos que nadie de nuestra familia ha alcanzado a conocer hoy día.
¡Cuidado! ¡Cierra la ventana ahora mismo! Debes prometerme una cosa: jamás dejarás entrar a uno de esos cuervos. No les hagas caso. ¡Vamos, cierra te digo!
Vamos abajo, que aún tengo mucho que contarte.
Lady Corvus