por Robin D. Laws
Podemos decir relativamente poco con certeza sobre la vida de Robert W. Chambers, pero de su trabajo se desprende claramente que conocía Francia y su historia. Por esta razón, resulta tentador creer que el nombre Hildred Castaigne, narradora poco confiable y protagonista de la clásica historia de El Rey de Amarillo “El reparador de reputaciones”, se inspiró en el asesino de principios del siglo XIX Edme Castaing .
Castaing, un médico joven y sin recursos, se hizo amigo de un par de pacientes adinerados, los hermanos Auguste e Hippolyte Ballet. En 1822, el tísico Hippolyte murió mientras estaba al cuidado de Castaing. Su fortuna pasó a manos de Auguste, quien nombró a Castaing su heredero. Medio año después, después de beber vino y luego un vaso de leche que le dio Castaing, Auguste también murió tras un prolongado ataque de vómitos.
Ambas víctimas tenían poco más de veinte años. Este hecho, sumado a las actividades financieras de Castaing, despertó sospechas oficiales. La investigación se centró en la compra de un medicamento entonces nuevo, la morfina, antes de las muertes. Castaing fue arrestado y juzgado por asesinato. El jurado lo declaró inocente de la muerte de Hippolyte pero culpable de destruir su testamento y de asesinar a Auguste. Fue a la guillotina el 6 de diciembre de 1823.
En las enmarañadas realidades del juego de rol de El rey de Amarillo, la mera diferencia de unas pocas letras en un apellido no nos impide identificar a Castaing como un eslabón desafortunado en la cadena dinástica que va desde el Rey Pálido hasta Hildred Castaigne. Tenía todas las siniestras papeletas para que formara parte de su destino.
Los fantasmas aparecen en gran medida en otros cuentos de terror menores de Chambers. De acuerdo con esto, los personajes de la secuencia de París podrían encontrarse con este miembro anterior del linaje, ligeramente mal escrito, en forma fantasmal. Quizás se encuentren con la sombra de Castaing en la Place de Greve, el lugar de su guillotinación. O en Saint-Cloud, el bucólico suburbio parisino donde envenenó a Auguste, durante su estancia en el hotel Tête Noire.
Al igual que otros fantasmas de Chambers, es posible que Edme no parezca ni suene muerto en absoluto. Podría sellar su amistad con los estudiantes de arte que descubren lo oculto con un tratamiento médico muy necesario. Sus poderes curativos sobrenaturales podrían permitirle descartar cartas de Herida que normalmente no se eliminan con un éxito en Primeros auxilios. Con el tiempo, Edme podría abusar de su estatus amistoso por parte del director de juego para engañar al grupo y difundir la influencia del Rey Amarillo, aumentando sus propios poderes. Sólo investigando la historia de Edme Castaing, de setenta años de antigüedad, el grupo podrá descubrir que su aparente benefactor no está vivo ni de su lado.
Naturalmente, si sospecha que le han descubierto, cogerá la jeringa llena de morfina fantasmal que guarda en esa pequeña bolsa negra suya.
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