Cuando la guerra fría llegó a su fin, los esoterroristas dejaron que la intensidad de la ansiedad nuclear pasara a un segundo plano en favor de medios más nuevos y frescos para aumentar el pánico ambiental. Hoy en día, los agentes de Esoterror, que examinan ansiosamente las noticias en busca de nueva inspiración, sufren de un exceso de posibilidades. ¡Tantas causas de desequilibrio psíquico, tan poco tiempo para explotarlas plenamente!
En 2018, la Agencia para el Manejo de Emergencias de Hawái (HI-EMA en inglés) aprovechó un cambio de turno para realizar un simulacro no programado. Como resultado de este momento de tensión, aparentemente por una confusión por culpa de la interfaz de mando, uno de los trabajadores ejecutó la orden de enviar un mensaje de alerta. Miles de teléfonos móviles recibieron un SMS diciendo que un misil iba a impactar en unos minutos contra la isla de Hawái, añadiendo tras unas recomendaciones de seguridad que “No era un simulacro”. Incluso algunas estaciones de noticias se hicieron eco de este aviso, interrumpiendo partidos y programas varios. 35 minutos después, tras confirmar que no había ocurrido nada, se procedió a enviar otro mensaje avisando de que el anterior era una falsa alamar.
Esta aterradora historia hizo que los esoterroristas de medio mundo desempolvaran los manuales de estrategias de sus predecesores de los años 80. Aún más tentador que las historias iniciales que se contaron sobre el hecho, fue un informe de seguimiento pasado por alto por la mayoría que culpaba de la falsa alarma a algo más que a una interfaz de usuario mal diseñada. El emisor de la alarma resulta ser un empleado confundido, ya considerado un lastre por sus compañeros de trabajo, que pensaba que realmente se estaba produciendo un ataque. Las autoridades estatales esperaron un tiempo para dejar que ese detalle saliera a la luz, cuando el ciclo de noticias siempre acelerado ya estuviera preocupado por otras noticias.
En algún lugar de Estados Unidos, un grupo esoterrorista se puso a investigar otros estados cuyos protocolos de alerta coincidían con la laxitud de los de Hawái. Era solo cuestión de tiempo que encontrasen a un empleado vulnerable a la influencia de la Oscuridad Exterior. Podrían reclutar a esta persona como un conspirador inconsciente. Lo más probable es que invocasen a una EOE capaz de alterar las percepciones humanas. Un parásito microscópico podría ser la solución. Mientras el trabajador infectado está de servicio, la entidad provocará la alucinación de un ataque real en curso y listo.
Cuando sonase la alerta, el pánico público devoraría la Membrana, creando huecos a través de los cuales podrían arrastrarse otros demonios más poderosos desde el otro lado.
Ahí es donde entran tus personajes jugadores. Alertado por los analistas de la Ordo Veritatis sobre la probabilidad de un evento imitador del ocurrido en Hawái, el señor Verdad envía al equipo al estado afectado para investigar, expulsar cualquier entidad convocada y luego rastrear y neutralizar a los Esoterroristas humanos detrás del complot.
Cuando levanten el velo, es muy posible que decidan publicar una historia similar a la primera versión que compartieron los funcionarios de Hawái. Esta vez realmente fue una interfaz mal diseñada la que provocó la falsa alarma. Dios, esto seguramente subraya la necesidad de actualizar esos programas antiguos, ¿no es así?
Sí, eso es todo lo que fue. Un simple error humano.
Nada de qué preocuparse.
No volverá a suceder.
Traducido de Robin D. Laws
Imagen: LHD 2, Public domain, via Wikimedia Commons
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