por Robin D. Laws

Si sus estudiantes de arte de El Rey de Amarillo llegan ilesos a octubre de 1895, les espera una noticia dramática. El Expreso Granville-París se estrella espectacularmente a las 4 p. m. del 22 de octubre. Según los historiadores, el conductor entra en la estación de Montparnasse demasiado rápido y no puede detener la locomotora. El coche se estrella contra su parachoques, continúa por la estación y se precipita a la calle. Atropella y mata a una peatona, la esposa de un vendedor de periódicos. El accidente da lugar a una famosa fotografía, distorsionada por los crueles filtros de Carcosa.
Los investigadores podrían verse impulsados a investigar el accidente después del hecho, quizás al oír rumores de extrañas figuras enmascaradas retozando en uno de sus seis vagones de pasajeros.
¿O acaso se escondía entre las cajas y paquetes de su vagón de correos un cargamento con múltiples ejemplares de cierta obra prohibida?
Quizás ya estés pensando que esta decisión desperdicia un clímax de acción perfecto. Los personajes jugadores deberían estar en el vagón, enfrascados en una lucha desesperada contra gárgolas, vampiros o un ankou, cuando este irrumpe en la estación. Seguramente el conductor y el guardia que no accionó el freno de mano estaban siendo atacados en ese momento. Quizás con la diligente intervención de jóvenes artistas estadounidenses adinerados podrían evitar las multas y, en el caso del conductor, la breve pena de prisión que les esperaba en la historia real. El sistema judicial no puede admitir la presencia de monstruos conjurados por emanaciones carcosianas, pero una presión oficial podría ser muy útil para librarlos de la responsabilidad en silencio.
Otra opción: los personajes jugadores están fuera de la estación, en la calle, cuando ocurre el accidente, y el descarrilamiento es un ataque contra ellos. En esta versión, podrían rescatar a la víctima solitaria a tiempo. Luego, solo les queda averiguar cuál de sus enemigos adoradores de Aldebarán intentaría aniquilarlos de una forma tan extravagante y teatral.
¿O es la supuesta esposa del vendedor de periódicos en realidad una encarnación de Cassilda o Camila? De ser así, probablemente sea la otra hermana quien intentó lanzarle una locomotora encima.
En otra versión de este evento, los personajes jugadores podrían ser quienes tomen el control del tren y lo usen para atacar a una de las princesas. Al enfrentarse a la realeza de Hali, no conviene arriesgarse con un vehículo de menor impacto.
Sea cual sea el camino que elijan, sería un desperdicio no hacer nada con este famoso incidente del París de 1895.
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