En 1981, el año en que se estrena The evil dead, de Sam Raimi, la MTV retransmite por primera vez un vídeo musical (elige con guasa Video killed the radio star, de The Buggles), y Tejero los tira a (casi) todos al suelo en el Congreso, se publica por primera vez uno de los juegos más influyentes de la historia del rol: La llamada de Cthulhu. En España, este año se comienza a conocer el rol gracias a los artículos que le dedica la revista MS (Maquetismo y Simulación), centrada hasta meses antes solo en el wargaming, y que introduce los juegos Traveller y Dungeons & Dragons en nuestro país.
Mientras los juego de rol, en plena fase de desarrollo, inician una tímida expansión, hay otro tipo de aventuras interactivas que están triunfando en diversos países, sobre todo entre el público más joven: la colección de librojuegos «Elige tu propia aventura». Hemos buceado en la hemeroteca hasta encontrar un reportaje que el diario británico The Day le dedicó en 1981 al creador de esta inolvidable colección. En España esta colección llegaría dos años más tarde de la mano de la editorial Timun Mas. Os dejamos con Edward Packard, creador de «Elige tu propia aventura», en aquel lejano año de 1981.
Él eligió su propia aventura
Eres abogado en Nueva York. Tienes familia y pagas tus facturas. Pero en tu tiempo libre también escribes libros para niños —a mano, en tu cuaderno de espiral medio roto —. ¿Qué es lo que haces?
Si eliges seguir siendo abogado, este es el final de tu historia. Pero puedes elegir ser Edward Packard, dejar la carrera de abogado y dedicarte a crear libros para niñas y niños en los que los jóvenes lectores toman decisiones, como él mismo, y crean sus propias historias.
«Pensaba que me gustaba ser abogado. Pero mi verdadera personalidad es la de escritor». Packard nos dice con voz suave —el tono perfecto para contar un cuento antes de dormir—.
«Elije tu propia aventura», una colección de libros de bolsillo para niños y niñas entre 10 a 14 años de edad, con más de cuatro millones de copias impresas, hace del lector el personaje central de sus historias. Cada pocas páginas, el lector se enfrenta a dos o tres opciones, que conducen cada una de ellas a más opciones, hasta llegar a uno de los aproximadamente cuarenta finales.
La colección, que comenzó a distribuirse a nivel nacional el año pasado, ocupó el sexto lugar entre los libros infantiles más populares del último año. Los profesores y los bibliotecarios escolares dicen que las aventuras enseñan a los niños a tomar decisiones y ayudan a los lectores más rezagados a interesarse por los libros.
«Entras en el interior de una extraña caverna y esperas a que tus ojos se acostumbren a la oscuridad. Poco a poco puedes empezar a distinguir dos túneles. Uno se dirige hacia abajo a la derecha; el otro conduce hacia arriba a la izquierda», se dice en una escena de La Cueva del Tiempo. «Si tomas el túnel que conduce a la izquierda, pasa a la página 20". "Si tomas el túnel que conduce a la derecha, pasa a la página 61». «Si caminas fuera de la cueva, pasa a la página 21».
Decisiones. Decisiones.
Los niños pueden leer estos libros una docena de veces sin releer una página: dentro de sus once títulos la colección ofrece unas 450 aventuras diferentes. En la cueva, puedes hablar con Abraham Lincoln, presenciar la construcción de la Gran Muralla de China o ser encerrado en un castillo. Podrías terminar tan lejos en el pasado que no existe el oxígeno, o tan lejos en el futuro que el sol es una brasa moribunda. Podrías ser engullido por un tyrannosaurus rex o acabar flotando en un bote salvavidas mientras el Titanic se hunde.
La idea de la colección surgió de un cuento para dormir que Packard les contaba a sus hijas. Aunque realmente proviene del niño que todavía vive dentro de este hombre de cincuenta años, de pelo color sal y pimienta, y cejas tupidas
«Había creado un personaje llamado Pete y usualmente lo hacía pasar yo solo por diferentes aventuras», explica Packard. «Pero una noche se me estaban acabando las ideas para inventarme nuevas andanzas, así que les pregunté a las niñas qué harían ellas si estuvieran en el lugar de Pete». Las chicas, Caroline y Andrea, llevaron la historia en direcciones opuestas, la una de la otra, y Packard creo un final para cada una de ellas. «Lo que realmente me llamó la atención fue cómo se entusiasmaron con la idea. Y pensé: "¿Podría escribir esto?"».
Las aventuras de Pete se convirtieron en La isla de la caña de azúcar (Sugarcane Island). Nueve editoriales rechazaron el libro, así que Packard guardó el manuscrito en el cajón. Eso fue en 1970. Cinco años más tarde, en 1976, consiguió que la editorial Vermont Crossroad Press publicara el libro. Funcionó bien, pero Ray Montgomery, su editor, pensó que el libro necesitaba que una editorial más grande se ocupara de él, y al final los derechos se los quedó la editorial Bantam Books.
En la actualidad, Montgomery escribe libros para la colección. Y la editorial recibe cientos de cartas de jóvenes lectores y lectoras. Una madre escribió que a su hijo de 13 años los libros le han servido para «leer algo más que tebeos».
Después de leer La isla de la caña de azúcar una chica de Vermont escribió: «Me clavaron una lanza en la espalda y me hundí en arenas movedizas, pero aparte de eso, ¡el libro fue genial!». Lo mejor de la colección es «que no sabes si vas a morir o no» escribió otro joven lector. «Morí dos veces y sobreviví otras dos veces más». «A los niños les encanta morir», nos dice Packard. «Recuerdo que mi hermano y yo hacíamos duelos con nuestras pistolas de juguete. Y nos gustaba mucho jugar a morir lentamente». Packard tiene un contrato para continuar la colección con más libros y está colaborando en la creación de una serie similar para lectores más jóvenes, de 7 a 9 años.
Hoy día, en lugar de redactar informes legales, Packard se recuesta con comodidad en el sofá de su despacho de abogados en la Avenida Madinson. Rodeado de libros abandonados de tapas de cuero, dibuja formas que parecen árboles. Cada rama lleva a una opción, y cada hoja de las ramas representa un final. Packard nos cuenta que siempre ha tenido la vocación escribir —a los 12 años escribió un libro sobre astronomía—. Pero después de obtener su título de derecho en Princeton, se enfrentó a una de esas decisiones que hacen sus libros tan deliciosos. ¿Ley o literatura? Eligió la ley. Ahora, después de 20 años, está pasando a otra página.
Portada del primer título de la colección publicada en España en 1983 por la editorial Timun Mas. La colección terminó en 1998 con el título ¿Quién eres tú? Se publicaron noventa números y más tarde se hicieron varias reediciones.