¿Para qué quiero ser una persona real si ya soy un mito?
Danny Trejo en Machete (2010), Robert Rodríguez y Ethan Maniquis
Los mitos en los juegos de rol
El folklore y la literatura son dos grandes fuentes de inspiración de los juegos de rol. En Dungeons & Dragons, el juego original, están presentes los principales dioses de los mundos en los que se desarrollan las tramas, así como autores literarios como Tolkien o T. H. White, con su saga Camelot. En La leyenda de los cinco anillos, el juego ambientado en el mundo de Rokugan, los mitos provienen de la mitología japonesa, y Vampiro: la mascarada supuso el resurgir del mito del vampiro en una atractiva ambientación gótico-punk. Mención especial merece La llamada de Cthulhu, el juego basado en los mitos ideados por H.P. Lovecraft, que junto a Dragones y Mazmorras, sigue siendo el juego de rol más popular en la actualidad.
De las distintas mitologías que nutren los juegos de rol, han surgido una gran variedad de criaturas fantásticas. Las razas mitológicas abundan tanto entre los héroes de los juegos como entre los villanos con los que estos se enfrentan. Monstruos como el dragón, la quimera, la hidra o el basilisco, todos ellos basados en leyendas clásicas, se pasean habitualmente por los juegos de rol de temática épico-fantástica. En algunos casos, estos engendros del mal han ido evolucionando hasta humanizarse y cambiarse al bando de los héroes. Este es el caso del Minotauro que Luis Montejano ha creado para la campaña Descenso a las entrañas de la Bestia que publicaremos en la línea 5e Adventures. Su primera aparición será en la aventura Tormenta de Fuego, que lanzaremos a primeros de otoño.
El Minotauro y el laberinto de Creta
En la mitología griega, el Minotauro, la criatura con cabeza de toro y cuerpo de hombre, era hijo del toro de Creta y de Pasífae, esposa del rey Minos. Al nacer lo llamaron Asterión y lo encerraron en un laberinto por orden de Minos, que se sentía avergonzado por la infidelidad zoofílica de su mujer. A Pasífae también le avergonzaban los cuernos que le ponía a menudo su marido, así que le echó una maldición por la cual cada vez que tenía relaciones con una amante, eyaculaba serpientes, escorpiones y ciempiés. Al minotauro Asterión solo lo visitaba en el laberinto su hermana Ariadna. Cada nueve años le traían a catorce jóvenes atenienses, siete mujeres y siete varones, para que se alimentara. Uno de esos años en que le tocaba comer, su hermana se enamoró de uno de los jóvenes que iban a sacrificarse, Teseo, así que lo ayudó a matar a Asterión y a salir del laberinto gracias a un ovillo de lana. Ariadna se fue con Teseo pero este la abandonó de camino a Atenas, en la isla Día. Ariadna se puso muy triste pero pronto conoció a Dioniso, el dios de la fertilidad y del vino, y se le fueron las penas. Estos dioses griegos...
El Minotauro como PJ en Descenso a las entrañas de la Bestia
El minotauro del mito griego aparece a menudo en los juegos de rol como monstruo malvado al que los personajes jugadores deben vencer. Sin embargo, el minotauro que Luis Montejano ha creado para Descenso a las entrañas de la Bestia, se ha humanizado gracias al intelecto, de forma que toma decisiones sobre su destino y no se limita a ser la atracción mortal de un laberinto. La primera decisión que toma es que no quiere seguir siendo la ofrenda favorita para aplacar los fuegos del Jarghal. La raza de los minotauros se revela ante su muerte por sacrificio, y los dioses Svangr deciden premiar este acto subversivo despertando su consciencia. Desde entonces, los minotauros se verán condenados a vivir entre dos mundos: la civilización humana y la vida salvaje de sus hermanos los animales. No obstante, tomarán las riendas de sus vidas gracias a una mente tan fuerte y ágil como su cuerpo, y un alineamiento caótico neutral propio de espíritus libres e individualistas.
Según la psicología, la figura del minotauro encerrado en el laberinto simboliza la parte de nosotros mismos que nos avergüenza y que ocultamos a los demás. Es la parte más animal, la primaria, donde habitan los instintos. Pero quizás, en vez de esconderla, hay que darle consciencia y armas, como ha hecho Luis Montejano, y dejarla salir para que nos acerque a la naturaleza y de paso, nos ayude a matar a algunos enemigos.
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